La Biblia en sus Tradiciones

Job 9,11–10,22

RV

11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Y pasará, y no lo entenderé.

12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?

13 Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.

14 ¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?

15 Que aunque fuese yo justo, no responderé; Antes habré de rogar á mi juez.

16 Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.

17 Porque me ha quebrado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.

18 No me ha concedido que tome mi aliento; Mas hame hartado de amarguras.

19 Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?

20 Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.

21 Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma: Reprocharé mi vida.

22 Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.

23 Si azote mata de presto, Ríese de la prueba de los inocentes.

24 La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?

25 Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.

26 Pasaron cual navíos veloces: Como el águila que se arroja á la comida.

27 Si digo: Olvidaré mi queja, Dejaré mi aburrimiento, y esforzaréme:

28 Contúrbanme todos mis trabajos; Sé que no me darás por libre.

29 Yo soy impío, ¿Para qué trabajaré en vano?

30 Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la misma limpieza,

31 Aun me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán.

32 Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.

33 No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros ambos.

34 Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.

35 Entonces hablaré, y no le temeré: Porque así no estoy en mí mismo.

10,1 ESTA mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta á mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.

10,2 Diré á Dios: no me condenes; Hazme entender por qué pleiteas conmigo.

10,3 ¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

10,4 ¿Tienes tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?

10,5 ¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,

10,6 Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado,

10,7 Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?

10,8 Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?

10,9 Acuérdate ahora que como á lodo me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?

10,10 ¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?

10,11 Vestísteme de piel y carne, Y cubrísteme de huesos y nervios.

10,12 Vida y misericordia me concediste, Y tu visitación guardó mi espíritu.

10,13 Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.

10,14 Si pequé, tú me has observado, Y no me limpias de mi iniquidad.

10,15 Si fuere malo, ­ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando harto de deshonra, Y de verme afligido.

10,16 Y subirá de punto, pues me cazas como á león, Y tornas á hacer en mí maravillas.

10,17 Renuevas contra mí tus plagas, Y aumentas conmigo tu furor, Remudándose sobre mí ejércitos.

10,18 ¿Por qué me sacaste de la matriz? Habría yo espirado, y no me vieran ojos.

10,19 Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre á la sepultura.

10,20 ¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.

10,21 Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

10,22 Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma.